lunes, 15 de septiembre de 2014

Todo el día estuve por ponerme a corregir eso que tengo que corregir; ahora son las cuatro de la mañana y, caminando y pensando por mi barrio, que es tan insomne como yo, me metí en un cyber andá a saber para qué. Es una nochecita veraniega en agosto que da ganas de quedarse sentado afuera, mirando la luna. Pero me dieron ganas de comprarme un chocolate blanco y en el camino me dieron ganas de pasear un rato más. No pienso las mismas cosas caminando que, por ejemplo, estando sentado. No se piensa de la misma manera haciendo cada una de las cosas que uno sabe hacer. En la tele estaban dando Moby Dick de John Huston, con Orson Welles haciendo de Father Mapple. Hoy miré una hora de una película muy buena de Chabrol que me alquilé, llena de franceses encantadores, lindos e inteligentes. Me tuve que alquilar una película que me anestesie porque estaba bastante loco, esta tarde, sintiéndome incapaz de vivir con todas esas sensaciones. Y mirando a las personas por la calle pensaba si a ellos les pasará lo mismo, pensaba en cómo hará cada uno de ellos, para sentir, sentir, sentir y seguir haciendo todas las cosas que un ser humano hace. Voy a volver a casa, sentarme en el patiecito, leer tres poemas de Vladimir Holan, sentarme a meditar un rato, comer dos barras de chocolate blanco, abrir un vino y ponerme a trabajar.

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