lunes, 15 de septiembre de 2014
La flasheo sin parar, maravillado, incrédulo, mudo, si pienso en este milagro improbable y hermosísimo de existir y hacer todas estas cositas que hacemos todos los días. Hoy me desperté en lo de X. Como ella trabaja a la mañana y yo a la tarde viajé, a las 8am, desde su casa en conurbano a la mía en Monserrat, muerto de sueño. Tomé un tren y después un subte en el que me dormí y me pasé hasta Constiución, así que me quedé adentro y esperé que vuelva hasta Independencia. Caminé unas cuadras, llovía (pasé por la parrillita y ya había tipos tomando vino), pensando llegar a casa para hacer un ratito de yoga y un rato de zazen. Pero me tiré a leer y me quedé dormido hasta las 12:30. Bondi, subte, tren, bondi, trabajo. Día tranqui. Siempre laburo sin parar el primer par de horas, hasta que se van mis compañeros. Ahí relajo, pongo mi música, abro facebook, alterno laburo con mates, charlitas con clientes, lecturas rápidas de los últimos libros que entraron y los próximos que vamos a editar. Volví a casa leyendo a Edvard Kocbek. En las dos horas de viaje encontré dos poemas que me emocionaron mucho, buen promedio. Tenía pegadas canciones de Miss Bolivia y de Ezequiel Borra y ganas solamente de llegar a casa, fumar uno, hacer una salsa bien condimentada y comerme dos platos de polenta, y tirarme bien gordo y bien fumado a mirar cosas del mundial en la tele. Pero oh gran tragedia: tengo una lata de tomates y no encuentro el abrelatas. Así que voy a comprar uno al kiosco de la vuelta y no venden, así que camino al almacencito de Emir seguro de que él va a venderme uno pero Emir no vende abrelatas. Pero traé la lata me dice y te la abro. Así que volví a casa, agarré la lata de tomates, volví a lo de Emir (lloviznó, el cielo estaba gris claro, la luna creciente se veía luminosa atrás de las nubes, aclarando todo) y me la abrió. Para agradecerle le compré un vino y una manteca y le di el vuelto al gordo, que también se quería comprar un vino. Qué garrón estar en la calle estos días de frío y lluvia. Pero él parece que está bien. Mientras se fríe la cebolla escribo esto que me parece que es del género entrada de facebook, así que después cuando vaya a un cyber lo paso y lo pongo, para mostrárselo a las personas. Qué raro fue todo, qué aventura zarpada, qué vértigo divino.
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