lunes, 15 de septiembre de 2014

Mi lavandera es la china más linda del mundo y yo estoy viviendo en un estado de pensamientos que no cierran. Dice que se llama Mónica y tiene unos 60 años. Siempre pero siempre sonríe y está de buen humor y, con las tres palabras de castellano que sabe, me hace sentir querido. Una vez pasé con la mochilota que siempre uso para llevarle la ropa por la puerta de su negocio y seguí de largo. Salió a la vereda: ¡Manuel! ¡Manuel!
Así que volví. Parecía triste. ¿Lleva la lopa a otlo lugal? ¡Pero no, Monica! le dije riéndome y acariciándole un hombro, ¡Cómo te voy a hacer eso! ¡No tengo ropa acá, llevo otra cosa! Ah, Manuel, peldón. Glacias. Sos un chico muy bueno, Manuel, sos un chico muy muy bueno.
Siempre pienso que me gustaría que todas las personas que me caen bien conozcan a mi lavandera. Estoy seguro de que tendrían de ella el mejor de los conceptos.

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