Ana, apagá las velas
y hablemos mejor
sin vernos. El dolor
de las ramitas de la fresia
que se dice nada más
en este invierno
entra menos en la casa
con las velas apagadas,
sin vernos.
Ana, sacá la cabeza
de la almohada, debería
haberte dicho esta tarde
que esa almohada, que es de invierno
cuando recibe al bordado de tu nuca
como cuando el mar recibe al tiempo
me paraliza el ambiente,
me entristece.
Ahora sí puedo
quererte como quiero
a mis invitados.
Y hablarte como les hablo.
Y cocinarte unos ravioles
y besarte los pies: lo básico.
Ana, me gustaría que me cuentes
los pliegues de la espalda
así sin vernos: al tacto.
Y yo al tacto
del bordado de tu nuca
ver tu sueño.
Quiero ser tu almohada, tu pantufla
y el dolor de las fresias
de este invierno.
Ver al tacto tu sueño, Ana.
Tu sueño de invitada,
de huesped. ¿Humo?
No, no puede haber humo
en mi casa.
Así que pasame
tu nuca: hija cansada, hija cansada,
con los pliegues del cansancio
de la ramita dolorida
de este invierno.
Afuera de la casa no hay nada, Ana,
tranquilizate
y escuchá tu sueño.
Va a decir
que no te quiero lastimar.
Conozco bien mi casa: afuera de mi casa
no hay nada. Olvidate
y no supongas.
Ravioles
y besos en los pies: lo básico.
Sin vernos, Ana: acá sí hay cosas.
La costura de tu nuca
no está igual que antes.
Apuremos
el festejo.
Tocá la vela apagada.
¿Humo? Imposible.
¿Aves
chillando? Tampoco, Ana: afuera
no hay nada.
Será tu sueño
o mi estómago.
¿Recuerdos? No: no hay nada
afuera. Esto:
nada más.
¿Recuerdos de amores
breves e inolvidables? No molestes, Ana:
nada.
Esto
solo.
Sin
Vernos.
Ahora sí
te siento tranquila.
Tenías que llegar
a este momento: terrón de azucar
para usted.
Luna tampoco, Ana, luna tampoco: nada
afuera. Nademos
acá. Chirlo
para usted.
Qué pupilas, qué ritmo de pupilas,
sos hermosa.
Las pupilas y los chirlos
sincronizan: lo básico.
Tenías que llegar
a este momento: ahora descansemos
como dos nubes. Terrón de azucar
para usted.
Ana, ¿estás despierta?
Era cierto lo del humo,
para no preocuparte
te inventé un sueño.
No, no había sueño.
Sí, había humo
y aves chillando, y luna, y recuerdos.
Pero estuvieron lindos los chirlos y el azúcar,
¿no, Ana? Besos en los pies, Ana,
besos en los pies.
viernes, 26 de septiembre de 2014
jueves, 25 de septiembre de 2014
Reciben hasta y media
No,
es redondo pero imperfecto
y cuando
El resquebrajable, crujiente
estar para mí
la condicionaba…
y yo dije perdón perdón
(no sirvió)
la culpa era suya
En todo caso
su madre se arrodilla y pide
algo muy parecido
ese uno, ese otro
la gente se separa.
salvando de la muerte
lo más pavo
era gris ceniza:
en Uriburu
y el cuento recomienza.
El acto de narrar
también es lo más mortal de todo,
el paciente
se esperanza,
empuño violento
la picana
que siempre llevo
entre mi ropa.
No quiero charlar
Falta
la palabra accidente
el cuadro entero
que provoca
aburrirse
Por eso los personajes
se obsesionan
escuchan su nombre
si nadie dice su nombre
Como una rutina nueva
que empieza donde un amor
se hace viejo,
como por primera vez hacer un viaje
que va a ser
cotidiano
pensando en lo que antes
fue cotidiano
(si es que fue?)
(si es que existe
algún pasado?): (ese beso
todas las mañanas
habrá existido?)
(existe su
huella,
clavada
en la rutina
nueva).
que empieza donde un amor
se hace viejo,
como por primera vez hacer un viaje
que va a ser
cotidiano
pensando en lo que antes
fue cotidiano
(si es que fue?)
(si es que existe
algún pasado?): (ese beso
todas las mañanas
habrá existido?)
(existe su
huella,
clavada
en la rutina
nueva).
Estaban del primer al último pasto del cuadro
esperando la sobriedad,
como si fuera algo que viene solo.
(Cuando digo cuadro
no veo un lugar
desierto, solitario).
Personas paralelas
(o con curvas en su trayectoria
pero que nunca van a cruzarse)
involucradas en el mismo desastre.
Todas merecen amor, y luz, y calor,
no es que no lo sepa,
pero a veces
tengo que elegir,
no tengo
dos tiempos.
esperando la sobriedad,
como si fuera algo que viene solo.
(Cuando digo cuadro
no veo un lugar
desierto, solitario).
Personas paralelas
(o con curvas en su trayectoria
pero que nunca van a cruzarse)
involucradas en el mismo desastre.
Todas merecen amor, y luz, y calor,
no es que no lo sepa,
pero a veces
tengo que elegir,
no tengo
dos tiempos.
Sos algo que no soñó
este lugar, una forma
de vida
ajena. Y el lugar me pregunta
<¿Qué siente? ¿Qué espera? ¿Qué lugar
aparece en los sueños
de esa
forma
de vida?>
Entonces hundo la cuchara
y saco el corazón.
Un sueño
redondo y arrugado
como una nuez
no sale
de mi sombra.
Emigré solo, nada más
con mis lianas.
¿Qué siente, qué espera? Yo quieto,
estudiando el paisaje, el agujero,
debería ponerme a hablar.
este lugar, una forma
de vida
ajena. Y el lugar me pregunta
<¿Qué siente? ¿Qué espera? ¿Qué lugar
aparece en los sueños
de esa
forma
de vida?>
Entonces hundo la cuchara
y saco el corazón.
Un sueño
redondo y arrugado
como una nuez
no sale
de mi sombra.
Emigré solo, nada más
con mis lianas.
¿Qué siente, qué espera? Yo quieto,
estudiando el paisaje, el agujero,
debería ponerme a hablar.
viernes, 19 de septiembre de 2014
Este no es
el mejor momento
para pensar
en los demás
ni
una continuidad
de nada que hayamos conocido.
En esta batalla, el pueblo
va a conocer su verdadero
temperamento
y de vos depende
elegir el momento
del final de la batalla.
No tenés más
imposiciones
ni la posibilidad
de culpar a nada.
Ninguna palabra tuya
recuerda a la anterior.
el mejor momento
para pensar
en los demás
ni
una continuidad
de nada que hayamos conocido.
En esta batalla, el pueblo
va a conocer su verdadero
temperamento
y de vos depende
elegir el momento
del final de la batalla.
No tenés más
imposiciones
ni la posibilidad
de culpar a nada.
Ninguna palabra tuya
recuerda a la anterior.
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