jueves, 26 de marzo de 2015

Dos pares de mujeres que dos horas antes estaban por separado leyendo libros buenos (novelas) ahora se distribuyen en la superficie del bar. Los movimientos parecen aleatorios. Dos son indiscutiblemente dulces y a las otras dos me gustaría conocerlas mejor. En el suelo del bar se despliega una materia gris. Las cuatro demuestran asombro y buscan una autoridad a la cual informar y pedir soluciones (un mozo, un cajero, el dueño del bar). Más se asombran al no encontrar ningún humano. Se asoman a la cocina: no hay cocina. Se deciden a salir, a irse sin pagar: notan, ya sin tanta sorpresa, que no hay nada que pagar. No comieron ni tomaron. Se preguntan entonces si tienen hambre. No hay respuesta. No sienten hambre ni no-hambre, como si no fueran del todo cuatro mujeres humanas o como si estuvieran en uno de los extremos del péndulo. Se deciden a salir de ese lugar, y saben que va a requerir de mucha concentración.

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