domingo, 9 de marzo de 2014

El que pesca mira a izquierda y derecha:
le apuntan con flechas y lanzas

los hombres de su pueblo
y las mujeres de su ciudad.
Sin sorpresa

cierra los ojos
intenta llegar
a una visión que no aparece.

Así que habla: ¡disparen! Pero en vez de grito
habla un zorzal

y baja, y distrae
a los tallos de los hombres
y nervaduras de las mujeres.
Ahora apuntan al lago

que el zorzal acarició.
El que pescaba, sediento, camina.

Apunta al punto donde el sol va a caer.
Un día va a agradecer como debe.

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