Paisaje
todo amarillo, con hombre amarillo sentado en el centro. Arriba a la izquierda
un enorme redondo sol amarillo delante de un cielo amarillo. Abajo: una pradera
amarilla con pasto amarillo, con algunas manchas que son tréboles de color
amarillo oscuro. Árboles de tronco amarillo con ramas amarillentas y hojas
amarillitas, jugosos frutos provocadoramente amarillos. Corre una suave y
agradable brisa amarilla, que juega con las tranquilas y amarillas aguas de los
charcos. El hombre amarillo parece muy cómodo.
Hombre amarillo: ¡Ah! ¡Qué cómodo estoy!
Pasan
seis horas, en las que observamos con sumo placer la comodidad del hombre
amarillo. Cuando ya la amarilla noche penetró todos los cuerpos amarillos,
entra caminando una hormiguita colorada.
Hormiga: ¡Mierda! ¡Qué es este lugar! ¡Es todo
amarillo!
Se ve el
detalle de cómo el amarillo corazón del hombre amarillo se estruja semejante a
un trapo. Despide un dolor amarillo que como amarillos alfileres atraviesa los
testículos y ovarios del público de la sala, que es de todos los colores.
Habla el
amarillo corazón del hombre amarillo:
Amarillo corazón del hombre amarillo: ¡Aléjese
de aquí, monstruo asqueroso!
Las
hormigas, en este planeta, no oyen las palabras de los corazones. Así que sin
inmutarse sigue caminando y se trepa al hombre. Le camina todos los contornos,
pie, pierna, cintura, etcétera, hasta llegar a la cabeza. Se detiene en la
parte más alta del techo de la cabeza del amarillo sujeto. Como es de
entenderse, siendo todo amarillo, lo único que se ve es la hormiga roja. Hace
gárgaras, la hormiga, con tibia agua amarilla, se limpia la garganta roja y,
solemne, se dispone a hablar.
Hormiga: El meridiano de la circulación de la
energía sexual va desde la tetilla hasta el dedo medio de cada mano. Se
corresponde a los órganos sexuales e influye en el estado de la energía vital.
La energía creadora tiene su sede en los órganos sexuales.
La
hormiga se tira un pedo.
Para los vedas, el semen masculino, llamado
bindu, y el flujo femenino, considerado también una sustancia poderosa y
llamado raja, cuando no se consumen en el ejercicio de la sexualidad se
transmutan en un precioso aceite esencial dorado llamado ojas, que sirve para
la regeneración y la renovación de todos los órganos vitales.
La
hormiga se tira otro pedo.
Es la materia prima de la energía kundalini.
Tiene un valor inmenso, hay que evitar su despilfarro. Mil gotas de leche
materna se necesitan para formar una gota de sangre, y mil gotas de sangre
producen una gota de semen.
La
hormiguita hace caca en la cabeza del hombre amarillo y se va. En otro planeta,
aunque en el mismo escenario, hay dos caballos, un gateado y un zaino. Hay un
montón de colores, pero predominan los marrones.
Gateado: ¿Seguís pensando en ella?
Zaino: Todo el tiempo.
El
gateado camina hasta la heladera.
Gateado: ¿Sospechaste en seguida?
Zaino: Sí. Sospeché en seguida.
El
gateado saca una cerveza de la heladera. La abre y da un trago del pico.
Zaino: Es imposible no sospechar, cuando al
trabajo lo encarga un anónimo. Ahora la intriga es porqué la asesina me
contrataría para investigar su propio homicidio. Que haya simulado su muerte es
comprensible, pero ¿que siga viviendo en el mismo lugar, y contrate un caballo
detective para una investigación que si llega a buen puerto termina con ella
presa?
Gateado: ¿Vas a seguir investigando, aunque
nadie te pague el trabajo?
Zaino: No puedo evitarlo. Está en mi
naturaleza.
El
gateado, que ya está borracho, se tira a dormir en el sofá. Entra, silenciosa,
la hormiguita roja.
Zaino: ¿Querés tomar algo?
Hormiga: No. No tenemos mucho tiempo.
El zaino
la mira como un viejo verde. La hormiga lo mira como una puta linda.
Hormiga: No tenemos mucho tiempo.
El zaino
la pone de espaldas. La hormiga apoya las dos patitas delanteras en el sofá y
se prepara para recibir. El zaino se lame el casco de su pata superior derecha,
que queda chorreando saliva, y lo usa para lubricar el ano de la hormiga. Sin
ni un poquito de amor, sin mirarla a los ojos, le mete de un envión su pija
gigante de caballo triste y desorientado. La hormiga grita, no se entiende si
de placer o de dolor, pero qué importa si es placer o dolor. Parece imposible
que los gritos no despierten al gateado, que duerme en el sofá. Pero no lo
despiertan. Al hombre amarillo, en otro lugar del escenario, de todo esto le
llega un rumor, que no sabe entender. La hormiga empieza a transpirar. El
corazón del hombre amarillo bosteza, y de su bostezo sale el Ferrocarril
Urquiza. El tren viaja, hasta atropellar a los caballos y a la hormiga: a la
hormiga no le hace nada, porque es muy chiquita, le pasa por arriba, pero al
gateado lo destripa y al zaino le corta la chota. Camina agonizante,
desangrándose su entrepierna, por al lado del mar.
Zaino: Quién pensaría que el momento final me
encontraría en este estado, envidiando el triunfo de los pájaros, el chillido
lleno de dolor de esos pájaros porfiados que saben que también van a morir y
que cuando mueran se van a ver a sí mismos envidiar a las estrellas, estrellas
que también van a morir y que cuando mueran van a envidiar a…
El zaino
muere. Una ola lo acaricia varias veces mientras empalidece y su carne se pone
dura.
El
hombre amarillo no vio nada de lo que pasaba, pues sus ojos solamente ven las
cosas que son amarillas, y sus oidos solamente escuchan el sonido proveniente
de cuerpos amarillos, etcétera.
Es una
suerte, porque si hubiera podido mirar a los caballos, la cerveza, la intriga, la
hormiga, el sexo, la muerte, los pájaros y el mar se hubiera sentido mal.
Igual, y nadie sabe porqué ni cómo, algo siente, algo le llegó de todo esto, y frente a la extrañeza de una emoción que su cabeza no puede justificar, llora un poco.
Igual, y nadie sabe porqué ni cómo, algo siente, algo le llegó de todo esto, y frente a la extrañeza de una emoción que su cabeza no puede justificar, llora un poco.